Mis mejores estrategias terapéuticas para el éxito con mis pacientes
Soy Adriana Rubinstein directora del Centro Tiban, psicóloga especialista en trastornos de la alimentación y obesidad y en terapia corporal.
En este artículo te ofreceré algunas sugerencias para que las tengas en cuenta a la hora de fidelizar, mantener y ayudar a tus pacientes. Te contaré cuáles son mis mejores estrategias para garantizar el éxito en mis tratamientos y te presentaré las claves necesarias que te permitirán conocer la actitud a potenciar con tus pacientes para generar un vínculo duradero y una relación de ayuda eficaz.
La toma de contacto
El primer contacto, es decir, la entrevista inicial es determinante. Me gusta tener una sesión informativa con el paciente (sin coste) para conocernos y establecer una primera toma de contacto. De esta manera escucho a la persona y veo si puedo ayudarla o si sería conveniente derivarla a otro profesional u otro tipo de ayuda. A su vez, la persona percibe primero si tiene ese feeling conmigo necesario en una relación terapéutica. Y segundo, si lo que yo les cuento, les convence. El paciente nos tiene que elegir.
Principalmente debemos transmitir cercanía y confianza, demostrar que sabemos de lo que estamos hablando, que comprendemos lo que le ocurre, su problemática, sus emociones, y, que sabemos cómo ayudarle a resolverlo.
Estrategia de los reflejos: actuaremos con nuestro paciente como un espejo, reflejando lo que le ocurre. A veces será suficiente con repetir los sentimientos que ya ha nombrado aunque también reflejaremos aspectos que la persona no puede ver por sí misma, principalmente su mundo interno y su mundo emocional. Utilizaremos palabras o alguna frase que le demuestren que nuestra comprensión sobre su problemática va más allá de lo que la persona nos está contando, es decir, haremos alusión, en la medida de lo posible, a emociones que la persona no ha nombrado. El reflejo es cuando le devolvemos al paciente los sentimientos que ha expresado tanto de forma explícita como implícitamente. Siempre con palabras de comprensión y empatía.
Conocimientos necesarios y autoridad
Debemos tener los conocimientos necesarios para transmitir información y demostrar nuestra autoridad. Autoridad en el sentido profesional, que sabemos de lo que estamos hablando.
Siempre que atiendo a un paciente le explico la forma en la que avanzaremos conjuntamente, abordando el origen del problema y el proceso que utilizaremos para solucionarlo. Así, conseguiré generar autoridad como profesional siendo ésta, mi estrategia de venta. Es decir, si la persona se ha sentido comprendida, si percibe que sé lo que le ocurre y, además, sé cómo ayudarla, querrá contratar mis servicios profesionales y comenzar terapia.
Suelo extenderme más en contarles cómo trabajo. Yo en particular, trabajo mucho con las emociones y con el cuerpo. Utilizo ejercicios vivenciales para ayudar a la persona a darse cuenta de lo que le ocurre por sí misma y potenciar el cambio.
Autenticidad
Además de ser psicóloga, soy persona. Y soy auténtica con mis pacientes. Ellos me ven a mí, no ven una imagen creada de mí. Yo soy como soy y me quiero como soy, no necesito fingir. Incluso cuando me equivoco o cuando no sé algo, o cuando no tengo razón, o cuando no entiendo algo.
Esto, lejos de hacerme perder la autoridad, me muestra como persona y, por lo tanto, reafirma el vínculo que se ha ido creando y aumenta la confianza. Aunque cuido lo que expreso de mi misma, en alguna ocasión lo hago. Y siempre es porque considero que lo que voy a contar será beneficioso para el paciente.
La autenticidad va más allá, habla también de sensaciones que yo puedo estar teniendo con respecto al paciente. Por ejemplo: si le veo desmotivado, si siento que constantemente está poniendo excusas para no hacer cambios, si se victimiza culpabilizando al mundo de sus problemas o no se hace cargo de sí mismo, etc. Lo digo. Pero hay que tener mucho tacto y cuidar que el paciente lo perciba como una ayuda y no como una crítica o un juicio.
Cercanía y trato diferencial
Intento hacerles llegar mi cariño, con mucho respeto por supuesto. Con palabras, con la sonrisa, con la mirada, e incluso en algunos momentos, con un abrazo.
Otro aspecto importante es hacer sentir especial a mi paciente. Aunque tengo muchos pacientes, cuando estoy con esa persona, es única y especial. No es un paciente más. Estoy con todos mis sentidos puestos, con toda la atención y la escucha. No permito interrupciones. Estoy centrada al 100%. Esto es muy importante ya que si tu paciente no te siente implicado y entregado, se sentirá incómodo.
El paciente debe sentirse cómodo. El espacio físico debe ser acogedor, los colores, la temperatura, el mobiliario deben suponer un refugio para el paciente que le permita, poco a poco, vencer sus defensas y abrirse a ti.
Aceptación incondicional
Como terapeutas debemos abrir nuestra mente, sin juicios ni condiciones. Prácticamente, no hay nada bueno o malo. No podemos juzgar el mundo del otro con nuestros propios ojos. Aceptar que existen tantas verdades como personas hay en el mundo nos ayudará a comprender al otro.
El paciente debe sentir que le aceptamos tal y como es. Esto no significa que aprobemos sus comportamientos, pero sí debemos aceptarlos como parte de su mundo interno.
Cuando no podemos evitar juzgar los sentimientos o principios del paciente, lo más adecuado es derivarlo a otro profesional. Porque no sólo no le ayudaremos, sino que podremos perjudicarlo.
Autoconocimiento
Un terapeuta debe tener sus propios aspectos trabajados. Creo que es fundamental para los terapeutas hacer o haber hecho terapia. Esto te permite diferenciar cuando lo que percibes o sientes es tuyo o es del paciente.
Cuando es una proyección de lo que a ti te ocurre, debes ser consciente de ello para no trasladárselo al paciente. Para poder analizar tus procesos internos, debes conocerlos mediante un trabajo personal terapéutico. Así podrás ayudar a las personas a recorrer un camino, que simplemente tú has recorrido antes. Cuanto más trabajados estamos, a más personas podemos ayudar.
Pequeños detalles
Recomendarte que cuides los detalles como:
- Reducir los tiempos de espera o avisar a los pacientes de posibles retrasos.
- Si quien les da la bienvenida es otra persona (recepcionista, secretaria, compañero de trabajo…) debemos asegurarnos que lo haga amablemente.
- Buzón de sugerencias y ofrecerles diferentes medios para ponerse en contacto con nosotros.
Para terminar, recuerda que nuestra profesión además de ser maravillosa, requiere entrega, honestidad y autenticidad. Cuánto más trabajes en ti mismo, cuanto más te conozcas y tengas tus propios temas resueltos, mayor será tu evolución como persona y más sabiduría habrás adquirido. Todo ese bagaje será parte de un tesoro inestimable que podrás regalar a las personas que acudan a ti en busca de ayuda.
Adriana Rubinstein Agunin
Psicóloga y directora del Centro Tiban
© Todos los derechos de autor reservados. Centro Tiban – Centro de Psicología y Nutrición – Tel.: +34 670610044 – www.centrotiban.es – info@centrotiban.es