Vigorexia: La peligrosa obsesión por un cuerpo musculado
Por Haydee Morales
La vigorexia es un trastorno que se caracteriza por una obsesión patológica con el desarrollo muscular y la imagen corporal. Este problema se manifiesta tanto en hombres como en mujeres, aunque es más común entre los varones. En la actualidad, donde la apariencia física ha adquirido una importancia significativa, muchos jóvenes buscan un cuerpo musculoso como sinónimo de salud, sin considerar los riesgos asociados.
El DSM-V (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, Quinta Edición) no reconoce la vigorexia como un trastorno mental específico. Sin embargo, la vigorexia, también conocida como dismorfia muscular, puede ser categorizada dentro del Trastorno Dismórfico Corporal (TDC).
El Trastorno Dismórfico Corporal, según el DSM-V, se caracteriza por una preocupación excesiva por uno o más defectos percibidos en la apariencia física, que no son observables o parecen leves a los demás. Esta preocupación provoca un malestar significativo o deterioro en áreas importantes del funcionamiento, como lo social, laboral u otras áreas de la vida diaria. Los comportamientos repetitivos (por ejemplo, mirarse en el espejo, asearse excesivamente, buscar garantías) o los actos mentales (comparar la apariencia con la de otros) son intentos de reducir la ansiedad causada por la preocupación con el defecto percibido.
En el caso de la vigorexia, la preocupación se centra en la creencia de que el cuerpo no es suficientemente musculoso o es demasiado pequeño. Las personas con vigorexia pueden pasar muchas horas en el gimnasio y seguir dietas estrictas y poco saludables para aumentar su masa muscular. Aunque estas conductas pueden parecer superficiales, para aquellos que padecen el trastorno, la preocupación por su musculatura es intensa y debilitante.
La alimentación desempeña un papel crucial en la vigorexia. Los culturistas y personas obsesionadas con la musculación suelen manipular su dieta para maximizar el aumento de masa muscular y la definición, adaptando su ingesta de grasas, carbohidratos y proteínas para minimizar la acumulación de grasa subcutánea. En el caso de las proteínas, suelen ser duplicadas o triplicadas. Sin embargo, estas prácticas extremas pueden tener efectos adversos para la salud. Las dietas altas en proteínas de origen animal, frecuentemente utilizadas para ganar masa muscular, pueden alterar el balance ácido-base del cuerpo, conduciendo a la acidosis metabólica y a desequilibrios nutricionales. Además, el exceso de proteínas puede sobrecargar los riñones y el hígado, aumentando el riesgo de problemas renales.
El uso de esteroides anabólicos androgénicos (EAA) es otro factor preocupante en el desarrollo muscular. Aunque inicialmente puede promover el crecimiento muscular y mejorar la autoestima, el uso de estas sustancias conlleva riesgos significativos, incluyendo alteraciones hormonales y daños hepáticos y renales. Estudios epidemiológicos han mostrado una prevalencia notable del consumo de EAA entre jóvenes y estudiantes, lo que resalta la necesidad de una mayor vigilancia y educación sobre los peligros de estas sustancias.
Para prevenir la vigorexia, es esencial que los profesionales de la salud y los entrenadores deportivos incluyan evaluaciones nutricionales y de comportamiento en sus consultas. Identificar síntomas de trastornos alimentarios o déficits nutricionales puede permitir intervenciones tempranas y adecuadas.
El impacto social y cultural de la vigorexia es significativo. La proliferación de gimnasios y la promoción de un cuerpo musculoso como símbolo de éxito y belleza han contribuido al aumento de este trastorno. Es vital que se implementen programas de intervención efectivos y que se fomente una comprensión más saludable de la relación entre ejercicio, alimentación y bienestar general.
Sin duda, la vigorexia es un problema creciente que requiere atención multidisciplinaria, combinando la nutrición, la psicología y la medicina deportiva para abordar sus causas y consecuencias. Fomentar prácticas de ejercicio y alimentación equilibradas y saludables es fundamental para prevenir y tratar este trastorno.
Haydee Morales
Dietista Nutricionista
Referencias:
DSM-V (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, Quinta Edición)
Contesini, N., Adami, F., Blake, M., Monteiro, C. B., Abreu, L. C., Valenti, V. E., Almeida, F. S., Luciano, A. P., Cardoso, M. A., Benedet, J., de Assis Guedes de Vasconcelos, F., & Leone, C. (2013). Nutritional strategies of physically active subjects with muscle dysmorphia. International Archives of Medicine, 6(1), 26.
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Enlaces externos:
https://bdd.iocdf.org/expert-opinions/muscle-dysmorphia/
https://www.nutritioninrecovery.com/nutrition-news/muscle-dysmorphic-disorder/
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