La crisis de los 20: la inseguridad laboral, la incertidumbre y una sociedad demandante
Por Beatriz Quero García
Desde pequeños crecemos y nos desarrollamos siguiendo un camino muy pautado, que tiende a ser el mismo para todos, en el que vamos pasando los cursos y las etapas educativas, con nuestras preocupaciones propias de la infancia, habitualmente arropados por nuestra familia o nuestro entorno, los cuales nos permiten probar, explorar y crecer protegiéndonos en el proceso. Sin embargo, llega un momento en el que finalizas los estudios, y te plantas frente a la vida, teniendo que decidir hacia dónde ir, siendo el primer momento en el que las decisiones son solo tuyas, y asusta.
Este momento suele coincidir con el paso a la adultez, una etapa que solemos relacionar con asumir responsabilidades, tomar decisiones importantes y enfrentar los desafíos que se nos plantean con madurez y confianza. Lo que implica que, al alcanzar la edad adulta, debemos tener certeza del rumbo que queremos seguir y las acciones que debemos llevar a cabo para seguirlo. Sin embargo, aun siendo lo que la sociedad espera de los jóvenes adultos, esto no es tan común, haciendo que esta transición se viva, en muchas ocasiones, cargada de ansiedad.
Adicionalmente, aumentando la presión impuesta en estos jóvenes adultos, la sociedad es cada vez más demandante. Hace años, en la generación de nuestros padres, finalizabas los estudios y salías al mundo laboral, con oportunidades de trabajo, posibilidades de independizarte y formar una familia en caso de que lo deseases. Actualmente, se exige a los jóvenes multitud de estudios e idiomas para poder encontrar un puesto laboral, habitualmente con sueldos precarios o con puestos de becario que se alargan años y años, imposibilitando el independizarse o forzándonos a hacerlo compartiendo piso y dificultando la posibilidad de formar una familia por la precariedad económica.
Y, por si no fuera suficiente, las redes sociales exhiben vidas aparentemente perfectas, con las cuales tendemos a compararnos, generando expectativas generalmente inalcanzables y mostrándonos una visión distorsionada de cómo “debe” vivirse esta etapa. Todos estos factores hacen que los jóvenes sintamos una gran presión al llegar a esta etapa vital, teniendo que enfrentarnos a la inseguridad ante nuestras posibilidades laborales y la incertidumbre de si podremos lograr nuestras metas y vivir de forma digna. Estas situaciones pueden provocar un gran malestar emocional, llegando incluso a conllevar síntomas y problemas psicológicos que vamos a tratar a continuación, para así poder detectarlos y paliarlos.
Sintomatología Psicológica
- Ansiedad y estrés: la inseguridad laboral, unido a las dificultades para encontrar y mantener un empleo, puede generar una gran presión en los jóvenes, llegando a provocar altos niveles de ansiedad y estrés.
- Desmotivación: las complicaciones para lograr los objetivos profesionales, la independencia económica y la formación de una familia, suelen provocar una sensación de estancamiento. La cual puede afectar a la motivación para establecer metas y luchar por ellas.
- Depresión: la percepción de no alcanzar los hitos convencionales de la vida adulta puede generar un considerable malestar emocional. En ocasiones, puede llevar al desarrollo de síntomas depresivos tales como la apatía, la pérdida de interés, desesperanza, sentimientos de inutilidad o culpa.
- Baja autoestima: la falta de avances personales unidos a la constante comparación con los logros y vidas ajenas pueden contribuir a una baja autoestima. En una sociedad competitiva y con unas expectativas poco realistas, es comprensible que los jóvenes se sientan insuficientes.
- Aislamiento: la adultez en muchas ocasiones puede resultar solitaria. Las largas jornadas laborales, la falta de tiempo libre, la búsqueda continua de empleo o trabajos que implican cambio de residencia, pueden dificultar el mantenimiento y cuidado de las relaciones interpersonales. Además, los problemas psicológicos, previamente mencionados, pueden potenciar ese aislamiento.
- Burn out: la combinación de exigencias laborales, la falta de garantía de estabilidad, las dificultades para encontrar un empleo y las condiciones precarias en los puestos de trabajo pueden llevar al desgaste profesional, también conocido como burn out. Este agotamiento mental y físico puede afectar negativamente la capacidad de enfrentar desafíos diarios.
Ahora bien, no todo es desalentador. Si te encuentras en esta situación, estás atravesando una etapa de cambio e inestabilidad a la que nunca te habías enfrentado. Es habitual y comprensible sentirse inseguro, confundido respecto a qué camino tomar o temeroso ante lo que depara el futuro. A continuación, exploraremos posibles estrategias para afrontar este complejo momento vital.
Estrategias de Afrontamiento
- Establecer metas claras y alcanzables: en muchas ocasiones el malestar surge de una sensación de falta de propósito en la vida y de no saber qué camino seguir. Para combatir esto, suele ser eficaz marcarse unas metas, tanto a corto como a largo plazo, que no sean inalcanzables ni desproporcionadas. Piensa en aquellas cosas que siempre has deseado realizar pero nunca tenías tiempo para hacer. Identifica aquello que te motive y comienza a establecer esas metas. Al ir consiguiendo pequeños logros, tu motivación aumentará, disminuyendo el malestar. Recuerda que la acción favorece la acción, así que ¡movilízate!
- Red de apoyo sólida: como mencionamos previamente, la adultez en muchas ocasiones puede resultar algo solitaria. Rodearte de personas que te apoyen y con las que te sientas valorado es primordial para alcanzar el bienestar psicológico que ansiamos.
- Entender y aceptar que cada persona tiene su propio ritmo: no existe un manual que indique cómo debemos vivir nuestras vidas. La comparación constante por redes sociales o por lo que creemos saber de la vida de otras personas, nos bloquean y nos lleva a imitar caminos que no tienen por qué funcionarnos a nosotros. Poner el foco en nosotros mismos, potenciando nuestra autenticidad, es imprescindible para alcanzar la autoaceptación, potenciando así nuestra autoestima y nuestro bienestar emocional. Una buena forma de comenzar puede ser reorganizar tus prioridades, teniendo presente que no tienen por qué ser las mismas que el resto.
- Recordar que la vida adulta puede ser una época emocionante y gratificante, llena de oportunidades de crecimiento y realización personal: por difícil que parezca, debemos intentar cambiar nuestra perspectiva y adoptar una visión más optimista. No hablamos del positivismo tóxico, sino de tratar de ver esta etapa de transición como un desafío, una oportunidad de crecer y alcanzar lo que nos proponemos. Para ello es esencial recordar que nuestro camino es propio y distinto del de los demás, por lo tanto, no debemos compararnos, sino enfocarnos en nuestro propio progreso y desarrollo.
- Autocuidado: encontrar un momento en el día para ti, para realizar aquellas actividades que disfrutes o que te hagan sentir bien es crucial para una buena autoestima y bienestar emocional. Ya sea leer diez minutos antes de dormir, dar un paseo, hacer ejercicio, ver una película o hacer tu rutina facial por las noches, lo que tú quieras. A pesar de lo que tendemos a pensar, no necesitas mucho tiempo, puedes ajustarlo en función de tus posibilidades, pero dedícate un rato a ti mismo cada día. Es muy habitual priorizar nuestras obligaciones y responsabilidades, ya sean profesionales, familiares o sociales, pero se nos olvida lo más importante: nosotros mismos. No hay nada más importante que la propia salud física y mental.
- Búsqueda de ayuda profesional: si la situación te supera y no te ves capaz de salir de esta situación solo, no tienes por qué hacerlo. Buscar ayuda profesional es la mayor muestra de autocuidado y amor propio que puedes tener contigo mismo.
Después de haber repasado las presiones que sufren los jóvenes en su transición a la edad adulta, así como los problemas que pueden generar y las formas de sobreponerse a ellos, me gustaría recordar que la transición al final es una etapa de crecimiento en la que lo único asegurado es el cambio. Por lo tanto, resistirse solo servirá para aumentar la frustración y el sufrimiento. En cambio, aceptar tu propio proceso y vivir esta fase vital con autenticidad, sin tratar de seguir el camino de otros, te permitirá tomar decisiones basadas en tus propias prioridades, aprovechar las oportunidades que se presenten y te otorgará libertad para trazar tu propio camino. Este será el único que te llevará a la felicidad genuina, ya que, como dijo Carl Jung: “Quien mira hacia afuera, sueña; quien mira hacia adentro, despierta”.
Beatriz Quero García
Psicóloga
Referencias
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Universal, E. (2023, 13 septiembre). ¿Cómo superar la crisis de los 20? Una guía completa para encontrar el rumbo. www.eluniversal.com.co. https://www.eluniversal.com.co/salud/como-superar-la-crisis-de-los-20-una-guia-completa-para-encontrar-el-rumbo-ay9001882
Psicología, S. (2022, 24 octubre). La crisis de los 20, ¿estás pasando por ella? – Psicoterapia Serendipia. Psicólogos En Valencia – Psicólogos En Valencia Centro – Centro Serendipia. https://psicoterapiaserendipia.com/crisis-20/
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