COMER EMOCIONAL
Nos referimos a Comer Emocional cuando no se come por hambre sino para obtener algún tipo de beneficio o de alivio a corto plazo.
Es decir, cuando se utiliza la comida como modo de evitar o manejar las emociones o estados de ánimo habitualmente desagradables.
- Si estoy enfado, como.
- Cuando estoy triste, como.
- Si estoy aburrido, como.
- Cuando estoy feliz, como.
¿Cómo aprendemos a comer emocionalmente?
Desde pequeños aprendemos a asociar la comida a momentos de placer y a emociones positivas que perduran hasta hoy día. Además de calmar la incómoda sensación de hambre, nos recuerda a celebraciones, a momentos especiales, a la familia, a los amigos, a premios.
En un momento dado, la persona descubre que comer la tranquiliza, la consuela, la ayuda en un momento de malestar, le alivia el dolor, la preocupación, la intranquilidad.
Simplemente descubre que comer le ayuda a sentirse mejor cuando se siente mal.
Así aprende que puede recurrir a la comida para hacer desaparecer momentáneamente el malestar que le producen ciertas emociones como el miedo, el enfado, la tristeza, la frustración, la soledad y el estrés en general.
Muchas veces, se eligen alimentos relacionados con propia historia emocional.
Si asociamos la leche con galletas a un momento de placer y calma, a la familia, a mamá, al afecto, probablemente busquemos estos alimentos en momentos de necesidad afectiva.
Sin olvidar, que hay algunos alimentos que por su propia naturaleza hacen que nos encontremos mejor, como los hidratos de carbono de absorción rápida o el chocolate, que tienen una repercusión en nuestro estado de ánimo gracias a que facilitan la secreción de algunas hormonas: serotonina, dopamina.
Comer emocionalmente no es un trastorno en sí mismo.
Todos podemos comer emocionalmente en algún momento, eso no es un problema ni indica la presencia de un trastorno. Quien no ha dicho alguna vez: estoy de bajón, me voy a por un helado!
El problema surge cuando se convierte en la manera habitual de afrontar el malestar provocado por ciertas emociones, situaciones, conflictos o incluso, por decisiones que nos cuesta tomar.
Es decir, cuando se utiliza la comida prácticamente como única estrategia de afrontamiento frente a aquello que no se puede o no se sabe manejar de otra manera.
Gestión emocional
En este punto nos encontramos con una gestión emocional deficiente.
Desafortunadamente, no nos enseñan a tener una buena gestión emocional. Se nos dice que llorar es malo, que no tenemos que estar enfadados, que no debemos mostrar nuestras debilidades, como el miedo o la tristeza. El resultado es que no sabemos qué hacer con ellas, no sabemos afrontarlas ni gestionarlas, nos sentimos culpables incluso por sentirlas, las rechazamos, las intentamos controlar, las criticamos en nosotros mismos y en los demás.
Necesitamos aliviar de alguna manera la tensión emocional, y lo hacemos comiendo. Mientras comemos, no pensamos, no sentimos ni hacemos nada más. Es como si el tiempo se parara y todo lo demás quedara en segundo plano.
Ejemplos:
- Una compañera de trabajo me pide colaboración en una tarea. Pese a no ser urgente, no soy capaz de decirle que no y acabo perjudicándome a mi misma. Pienso que un donuts me ayudará.
Si hubiera podido ser capaz de decirle que no, de poner límites, de expresar lo que quiero, probablemente no hubiera necesitado el donuts. - Llego a casa, estoy aburrida, no sé lo que hacer. En lugar afrontar el aburrimiento o la falta de ilusión, comienzo a comer y me veo atracando la nevera y devorando todo lo que pillo.
Atracón
La manifestación más extrema del comer emocional es el atracón que consiste en comenzar a comer y no poder parar. Lo más habitual es que el hábito de comer emocionalmente, derive en atracones tarde o temprano.
Podemos comer emocionalmente sin llegar a darnos un atracón. Tanto el uno como el otro, tienen como objetivo evitar el malestar.
Qué es un atracón?
Un atracón consiste en ingerir grandes cantidades de alimento en poco tiempo acompañado por la sensación de pérdida de control.
Gran cantidad de comida,
Poco tiempo,
Pérdida de control.
Habitualmente aparecen después de períodos de restricción alimentaria, dietas o ayunos, o, en respuesta a estados emocionales diversos. También se conoce como ingesta compulsiva porque hay una compulsión por comer. La palabra compulsión significa un impulso o deseo intenso de hacer una cosa.
Características de los atracones:
- Se realizan habitualmente a escondidas.
- Los alimentos consumidos son de alto contenido calórico.
- Se ingieren a gran velocidad.
- La ingestión se realiza hasta que la persona ya no puede más.
- Suelen aparecer cuando hay estados de ánimo desagradables: miedo, enfado o tristeza o cuando hay situaciones que generan malestar: como problemas familiares, estrés laboral, entre otros.
- Con frecuencia se acompaña de un sentimiento de placer durante el episodio.
- Pero van seguidos de sentimientos de arrepentimiento, culpa, vergüenza y autodesprecio.
- Se acompañan por sensaciones físicas incómodas: malestar corporal, distensión y dolor abdominal.
- No se limitan a un solo lugar, puede comenzar en un sitio y acabar en otro (por ejemplo, comienza en un restaurante y acaba en casa).
- Pueden ocurrir a cualquier hora del día aunque son más frecuentes por la tarde y por la noche.
- Los alimentos que se ingieren son alimentos de fácil disponibilidad (lo primero que pillan), no suelen ser alimentos elaborados debido a la urgencia de la compulsión y la necesidad de satisfacción inmediata.
- La comida no se saborea, se traga.
- El atracón no es picoteo. La ingesta se prolonga como máximo durante 2 horas.
Adicción a la Comida
Estos episodios repetidos en el tiempo generan una adicción a la comida. Es decir, una compulsión, una dependencia, un pensamiento obsesivo y repetitivo que lleva a desear determinados alimentos, casi sin importar las consecuencias.
Por qué decimos que existe una adicción a la comida?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define adicción como: “Un estado de intoxicación crónica y periódica originada por el consumo repetido de una droga, natural o sintética, caracterizada por:
- Una compulsión a continuar consumiendo por cualquier medio;
- Una tendencia al aumento de la dosis;
- Una dependencia psíquica y generalmente física de los efectos;
- Una conducta con consecuencias perjudiciales para el individuo y la sociedad.
Si releemos esta definición nos daremos cuenta que esto es exactamente lo que le ocurre a la persona adicta a la comida:
- Tiene la compulsión por comer y por continuar comiendo como sea,
- Cada vez necesita más comida, hasta no poder más.
- Tiene una dependencia que le provoca una obsesión, pensamientos repetitivos alrededor de la comida, una necesidad imperiosa por ciertos alimentos, y, lógicamente,
- Esto tiene consecuencias perjudiciales para la persona.
Recapitulando…
COMER EMOCIONAL –> ATRACONES –> ADICCIÓN
Comer emocionalmente es cuando comemos sin hambre, impulsados por las emociones para obtener un alivio inmediato.
La expresión máxima del comer emocional es comer compulsivamente, es decir el atracón.
Cuando el atracón ocurre con frecuencia se convierte en adicción a la comida. Aquí nos encontramos con los TCA
Tratamiento
- HÁBITOS ALIMENTARIOS: Cambiando la dieta, la manera de comer, introduciendo una rutina saludable, poco a poco nuevos hábitos de alimentación más adecuados, y cambiando la relación con la comida.
- GESTIÓN EMOCIONAL: Aceptar, reconocer, expresar y gestionar las emociones de otra manera. Tomar decisiones, Afrontando las situaciones y las emociones que necesita resolver en su vida, cambiando algunas creencias, actitudes y conductas perjudiciales. Encontrar otras fuentes de gratificación que no sean la comida, entre ellas, el ejercicio físico o actividades gratificantes.
Adriana Rubinstein Agunin
Psicóloga y directora del Centro Tiban
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