En el artículo anterior hablamos de “La importancia de la comunicación emocional en la familia”. En este artículo te vamos a dar las claves para poder establecer una buena comunicación emocional en tu familia.
¿Cómo se aprende la comunicación emocional?
Un niño o una niña que pertenece a una familia en la que la comunicación de las emociones es algo habitual y fluido, va a aprender a comunicarlas de forma natural. Por el contrario, si se crece en una familia en la que no se permite la expresión de emociones, no se aceptan algunas o no se habla acerca de ellas, es muy probable que al llegar a adultos se reproduzcan estos patrones en la propia familia.
Las claves para fomentar la comunicación emocional en la familia
— Empatía
La empatía es el intento de entender el mundo interior de la persona con la que estás hablando, sus sentimientos y sus significados. Ser empático significa dejar de lado tus valores y creencias, con el fin de captar los de la otra persona.
Sin embargo, no basta solo con empatizar, también es necesario saber transmitir a la otra persona que la estamos comprendiendo. Existen dos técnicas muy utilizadas para tal fin: la escucha activa y el reflejo.
— Escucha activa:
Escuchar es la parte más importante y difícil del proceso comunicativo. Decía Carl Rogersque “escuchamos no solamente con nuestros oídos, sino también con nuestros ojos, con nuestra mente, con nuestro corazón y con nuestra imaginación”.
Hay tres partes a tener en cuenta:
— Lenguaje verbal y no verbal
Atender al lenguaje no verbal significa prestar atención a la expresión facial de quien nos está hablando, a sus gestos, a la postura de su cuerpo, la entonación, el volumen de su voz, su mirada…
Atender al lenguaje verbal significa prestar atención a lo que dice, en qué momento, pero también a lo que no cuenta, lo que omite.
Tanto a través del lenguaje no verbal como del verbal, la persona con la que estamos hablando nos va a estar comunicando sus emociones.
— Silencio interior
A veces no nos llega lo que la otra persona nos quiere contar realmente, si no lo que nosotros queremos escuchar. Especialmente cuando, en lugar de escuchar, estamos anticipando nuestra respuesta.
— Dar muestras de estar escuchando
Además, para realizar la escucha activa es necesario dar algunas respuestas que le hagan ver que le estamos escuchando. Respuestas tales como asentir con la cabeza, mirar a la persona, comentarios del tipo «si», «entiendo», «uhm»…
La escucha activa en el contexto de la comunicación emocional puede transmitir a la persona que nos habla mensajes tan importantes como:
– Te escucho, me intereso por ti.
– Permito tus emociones, por negativas o desagradables que sean.
– Sentir es seguro. Si una emoción es difícil para ti, no tienes que pasar por ello en soledad.
– Estoy aquí.
– Comparto tus emociones positivas, tus alegrías.
–Utilizar el reflejo
El reflejo consiste en expresar los sentimientos de la otra persona, con las propias palabras.
Cuando estamos escuchando a nuestros hijos, nuestra pareja o en conversaciones familiares, podemos hablar de lo que está sintiendo la otra persona a partir de lo que nos está comunicando.
Puede que nos transmita lo que siente de manera directa, o puede que lo infiramos en base a su lenguaje no verbal y a lo que sabemos de esa persona.
Imagina un niño que le está contando a su padre un problema que tuvo con un amigo: – ¡Se portó muy mal! ¡No debió contar nada de lo que le dije, era un secreto! ¡¡Tengo ganas de pegarle, no quiero verle nunca más!!
Algunos adultos se asustan ante determinados sentimientos, como los de enfado, sobre todo cuando son muy intensos, y sin darse cuenta transmiten falta de aceptación de esas emociones a sus hijos. Podrían decir algo así:
– Venga, no te pongas así, seguro que fue un malentendido.
El «no te pongas así» puede hacer sentir al niño que lo que siente no es válido, y no le ayuda a explorar ni regular lo que siente.
Una forma de ayudarle a entrar en contacto con lo que siente, aceptarlo, indagar en ello y gestionarlo puede ser el reflejo:
– Te sientes muy enfadado porque contó lo que le dijiste, a pesar de que le habías dicho que era un secreto.
No hay que tener miedo de no acertar con la emoción cuando reflejamos. Al hablar de sus emociones le damos espacio a la otra persona para sentir si esa es la emoción, y si no lo es, para que ella misma pueda ponerla en palabras.
Si aprendemos a utilizar el reflejo, podremos generar en la familia un ambiente de comprensión.
Además, ayudamos a los hijos a centrarse en sus sentimientos, a darse cuenta de cuándo aparecen y con qué intensidad. Les animamos a expresar más sus emociones y a discriminarlas.
–Asertividad
Para que pueda existir una buena comunicación emocional, es necesario, además de lo anterior, que las interacciones en la familia se basen en la asertividad.
«La asertividad es la capacidad de autoafirmar los propios derechos, respetándose a uno mismo y respetando a los demás»
– Olga Castanyer, psicóloga especializada en autoestima y asertividad.
La persona asertiva conoce sus derechos y los defiende, pero siempre respetando a los demás. No busca ganar, sino llegar a acuerdos.
La asertividad es fundamental en comunicación emocional, pues ser asertivo implica actitudes y conductas como las siguientes:
- Expresar comprensión hacia los sentimientos de los demás, incluso cuando no se compartan.
- Exigir respetuosamente su derecho a ser escuchado, tenido en cuenta.
- Expresar sentimientos: gratitud, afecto, admiración, insatisfacción, dolor, desconcierto.
- Respeto y valoración de sí mismo y de los demás.
Otras claves para una buena comunicación emocional
— Dar tiempo y silencio:con frecuencia nos encontraremos con que a la otra persona le cuesta poner en palabras lo que siente y necesita tiempo y espacio para hacerlo. No siempre es necesario hablar para ayudar. A veces, la escucha es suficiente.
— Aceptación incondicional: esta es una actitud indispensable para poder crear un ambiente en el que se puedan expresar las emociones con libertad. Si se juzga o culpabiliza a la persona debido a lo que siente, lo más probable es que se cierre a expresarlas. Debemos enseñar a los niños a canalizar adecuadamente sus emociones, no a reprimirlas.
— Ser un modelo de comunicación emocional. Si los padres no comunican sus emociones, o no permiten que los demás lo hagan, difícilmente los hijos se comportarán de otra manera.
Recuerda que la comunicación emocional es una habilidad, y como tal se puede aprender en cualquier etapa de la vida.
Si sientes que en tu familia no hay suficiente comunicación emocional o asertividad, está en tu mano dar los pasos que produzcan un cambio.
Contacta con el Centro Tiban. Podemos ayudarte.
Beatriz Alvarez Valera
(en colaboración con el Centro Tiban)
Psicóloga colegiada M-16924
Especializada en Trastornos alimentarios, autoestima y dependencia emocional.
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