Alimentación Intuitiva: Reconcíliate con la comida
Por Gretel Bulnes
La Alimentación Intuitiva es un nuevo modelo de alimentación propuesta por las Dietistas-Nutricionistas especializadas en trastornos de la conducta alimentaria (TCA), Evelyn Tribole y Elyse Resch. Quienes describen a la Alimentación Intuitiva como “un marco de alimentación para el cuidado personal, que integra la intuición, la emoción y el pensamiento racional.”
¿De qué trata la alimentación intuitiva?
En concreto, la Alimentación Intuitiva es un modelo de alimentación que viene a desafiar por completo el mundo de las dietas restrictivas, ya que lo que promueve es la idea de que no existen alimentos “malos” o “buenos”, y que además nuestro cuerpo es lo suficientemente sabio para no tener que recurrir a que una dieta nos diga “cuánto”, “el qué” o “cómo” comer. Contrario a lo que puede llegar a creerse, este modelo de alimentación no niega la importancia de mantener una buena salud y de cuidar de nuestra alimentación, sino que tiene como objetivo que el individuo logre tomar decisiones alimentarias autónomas, flexibles y saludables, alejándole de conductas restrictivas y rígidas que pueden perjudicar su salud y relación con la comida.
Este modelo de alimentación puede ser mejor explicado a través de sus 10 principios fundamentales:
1. Rechaza la mentalidad de dieta:
Despídete de las listas de alimentos “prohibidos”. La alimentación intuitiva te invita a aprender a relacionarte de manera flexible y libre de culpa con los alimentos, pues te invita a entender que no existen alimentos que por sí solos sean “malos” o “buenos”, sino que simplemente son nutricionalmente distintos, y que, por lo tanto, dentro de una alimentación saludable, podemos incluir todo tipo de alimentos con consciencia.
2. Honra tu hambre:
Las dietas nos enseñan a reprimir y condenar el hambre, como si de algo malo se tratara. El hambre no es más que la necesidad de tu cuerpo de reponer nutrientes y energía, y, por ende, es un mecanismo de supervivencia. ¿Te plantearías aguantarte todo el día con la vejiga llena, incluso si sientes que ya no puedes aguantar más? Es ilógico, ¿no? Pues lo mismo pasa con el hambre. Ignorarla, además de ser ilógico, es peligroso y muchas veces contraproducente, ya que nuestro cuerpo buscará la manera de hacer que, de una manera u otra, te alimentes. ¿Alguna vez te has saltado una comida y notas que tras unas horas, todo de repente se ve y huele más sabroso, incluso alimentos que no te suelen apetecer usualmente? ¿O que no puedas parar de pensar en comida? No, no es casualidad, es tu cuerpo respondiendo al hambre y “pidiéndote” desesperadamente que le hagas caso a tu hambre y te alimentes.
3. Haz las paces con la comida:
Permítete disfrutar de todo tipo de alimentos sin castigos ni culpa. Al principio puedes temer que si te empiezas a permitir flexibilidad con los alimentos, caerás en un “descontrol”, en el que solamente te alimentarás de bollos o patatas fritas… Pero este miedo es simplemente un ejemplo de cómo, a causa de la restricción y una mala relación con la comida, has desarrollado un pensamiento “blanco y negro” en torno a los alimentos, (o todo es malo, o todo es bueno… o todo en exceso, o todo en restricción) y que notarás que se irá disminuyendo a medida que recuperes tu relación con la comida a través de permitirte esa flexibilidad. Se trata de encontrar un equilibrio entre alimentos nutritivos y placenteros, y esto solamente puedes llegar a hacerlo, soltando la restricción.
4. Desafía a la «policía» alimentaria:
La policía alimentaria es una metáfora para representar a esa “voz” llena de juicio que no nos permite comer de manera flexible o aceptar a nuestro cuerpo. Suena algo así: “¿Estás segura de que te quieres comer todo eso? … si ya se acerca el verano, tienes que adelgazar.” Esa voz juiciosa, lejos de lo que a veces puedas llegar a creer, no intenta ayudarte a estar más saludable, sino que solamente te mantiene en una relación tormentosa contigo misma y la comida.
5. Descubre tu satisfacción:
Comer es mucho más que el acto de nutrirse, comer debe no solo saciar, sino que también satisfacer. (No porque te sientas “llena”, quiere decir que lo que hayas comido te hace sentir satisfecha.) Reconecta con tu cuerpo prestando atención a tus sensaciones corporales y preferencias a la hora de comer. Busca alimentos que te brinden nutrición, pero también placer y bienestar. Por ejemplo, si gratinar tus verduras con queso es lo que te hace comer más verduras, ¡estupendo! Sigue haciéndolo. La idea de que todo tiene que ser 100% sano, o “limpio”, puede perjudicar significativamente tu relación con la comida y tu experiencia de alimentación.
6. Siente tu saciedad:
Tu cuerpo es sabio y sabe cuánta comida necesitas, y cuándo parar de comer. Es probable que si hayas seguido muchas dietas o te la hayas pasado mucho tiempo reprimiendo tu hambre, estas señales están borrosas y que desconfíes de ellas. Por suerte, no es imposible recuperarlas. Puedes realizar ejercicios de alimentación consciente, o “mindful eating” mientras comes, para acercarte más a estas señales.
7. Gestiona tus emociones con consciencia:
Puede ser muy fácil recurrir a la comida cuando experimentas emociones incómodas. Hacer esto no es malo como tal, pero se puede convertir en un problema cuando esta es la única forma en la que gestionamos nuestras emociones.
8. Respeta a tu cuerpo:
No tienes que amar a tu cuerpo para tratarlo con respeto. Mereces alimentarte, hidratarte, moverte y descansar lo suficiente, aun si no te gusta tu cuerpo. Es duro, lo sé, pero puedes comenzar realizando actividades pequeñas que promuevan el agradecimiento a tu cuerpo. Por ejemplo, a través de afirmaciones como, “Gracias brazos por permitirme abrazar a aquellos que tanto amo.”
9. Haz las paces con el ejercicio:
Ejercicio es ejercicio, y tu cuerpo lo agradecerá. Ya no te obligues más a hacer incontables horas en la cinta, si esto no te gusta. Experimenta nuevas formas de movimiento hasta que encuentres una que te motive y guste. Cambiar la mentalidad de “hago ejercicio porque odio a mi cuerpo” a “hago ejercicio porque me hace bien y me divierte”, puede ayudarte a mejorar tu relación con el ejercicio y favorecer tu adherencia a ello. Toma tiempo, claro, pero el resultado merece el esfuerzo.
10. Nutrición gentil:
La alimentación intuitiva no se olvida de la importancia de una nutrición adecuada y saludable, por lo cual este principio te ayuda a recordar que es posible permitirte flexibilidad con la comida, y a la misma vez ser consciente de que debemos tomar decisiones alimentarias saludables. Es decir, por supuesto que puedes comer patatas fritas, pero recuerda que tienes requerimientos nutricionales y de salud que cuidar, y que, por lo tanto, no sería ideal llevar una alimentación basada en patatas fritas. De nuevo, no se trata de ir al extremo, como tan mal acostumbrados estamos, sino, encontrar un punto de equilibrio en el que puedas comer una gran variedad de alimentos, de distintas densidades nutricionales y energéticas, sin sentir culpa o ansiedad de que has hecho algo mal. Por supuesto, la clave de seguir una alimentación saludable es contar con los conocimientos adecuados, y que puedas adaptarlos a tus necesidades individuales, es por esto que es recomendable que busques siempre la ayuda de un Dietista/Nutricionista, para que pueda guiarte en este proceso.
Gretel Bulnes
Dietista – TCA y Digestivo
Referencias
https://www.hsph.harvard.edu/nutritionsource/intuitive-eating/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7392799/
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«La alimentación intuitiva: un enfoque nutricional más compasivo»
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